sábado, 16 de junio de 2007

Carrera Espacial: Desde el Sputnik hasta los Transbordadores




En la mañana del 4 de Octubre de 1957 el mundo recibió una de las noticias más impactantes del siglo XX: por primera vez en la historia de nuestra civilización se logró enviar un artefacto al espacio exterior. El nombre del aparato enviado era Sputnik I que se convirtió en el primer satélite artificial creado por la humanidad. Lo increíble era que dicho satélite alcanzaba a duras penas el tamaño de un balón de básquetbol y pesaba sólo 183 libras, alcanzando orbitar una elíptica alrededor de nuestro planeta en 98 minutos. El impacto que tuvo el Sputnik sobre el desarrollo tecnológico en el resto del siglo XX es más que importante: se inició la carrera por el espacio que tendría su culminación a fines de la década de los 80´s. La entonces Unión Soviética había vencido a los Estados Unidos de Norteamérica en la lucha por colocar el primer satélite artificial, ahora la meta era ver quién colocaba al primer ser vivo en el espacio.
Pero, ¿cuando es que se gesta la creación del primer satélite artificial? y ¿qué ganaban las potencias al poseer el liderazgo en la carrera espacial?, para ello debemos de entender cuál era el panorama mundial en la década de los 50´s; luego de poco más de quince años de finalizada la segunda guerra mundial existían dos potencias que luchaban por la hegemonía del mundo: Estados Unidos y la Unión Soviética. Dicha lucha implicaba aspectos políticos, económicos, culturales, deportivos y militares. Precisamente, luego del desarrollo de las bombas atómicas el poseer un satélite artificial implicaba tener la posibilidad de lanzamientos de misiles aire - tierra desde satélites artificiales, el Sputnik I creó en los países occidentales el temor creciente de una guerra nuclear sin escalas desde el cielo.

Remontémonos a 1952, cinco años antes de que el mundo supiera de la existencia del Sputnik I, cuando el Consejo Internacional de uniones científicas estableció el Año Internacional Geofísico (IGY en inglés) desde el 1 de Julio de 1957 al 31 de Diciembre de 1958, debido a que los científicos conocían que la actividad solar en esas fechas tendría un pico. Debido a esto el consejo emite en Octubre de 1954 un llamado a los países del mundo estableciendo la necesidad de la construcción de satélites artificiales para realizar un mapeo de la superficie terrestre.

Los Estados Unidos toman la iniciativa, aparentemente, y en Julio de 1955 anuncian sus planes para lanzar un satélite que orbitará la Tierra durante el IGY e invitó a varios países para trabajar juntos en el desarrollo de dicho satélite. En Setiembre de 1955, el Laboratorio de Investigación Naval propuso el Vanguard como el representante elegido por los Estados Unidos durante el IGY.
Pero en Octubre de 1957 la Unión Soviética sorprende al mundo con la noticia del lanzamiento en órbita terrestre del Sputnik I, los ojos del mundo se tornan entonces a la ciudad de Moscú desde donde se informa al mundo de la sorprendente rapidez con la que los soviéticos lograron tal proeza. En Norteamérica los ciudadanos estadounidenses empiezan a pasar por una paranoia misilística, la posibilidad de que los rusos puedan enviar misiles desde satélites o puedan incluso desarrollar misiles tierra - tierra que viajen desde Moscú o desde la Siberia a las principales ciudades norteamericanas provoca la airada protesta de los norteamericanos. Y no es para menos, demostrando al mundo su desarrollo tecnológico los soviéticos envían nuevamente al espacio un segundo satélite artificial: el Sputnik II lanzado el 3 de Noviembre de 1957 con una sorpresa aún mayor y hasta ese instante sin precedentes: el Sputnik II llevaba a bordo un ser vivo; una perra llamada Laika.
La respuesta de los Estados Unidos recién adquirió la prontitud con la que debió de contar desde un inicio, el Departamento de Defensa americano anunció la aprobación de una partida especial para apoyar un proyecto paralelo al Vanguard: el Proyecto Explorer a cargo de Werner von Braun quien a la larga sería reconocido como uno de los científicos más renombrados de la carrera espacial. Es así como en Enero del año siguiente, 3 meses después del lanzamiento del Sputnik I los Estados Unidos de Norteamérica lanzan con éxito el Explorer I. Este pequeño satélite logra en su viaje al espacio detectar el cinturón de radiación magnética que rodea a la Tierra, posteriormente este cinturón recibiría el nombre de su principal investigador James Van Allen. El lanzamiento del Sputnik I ocasionó también de manera indirecta la creación de la Administración Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA en inglés). así como de otros departamentos y oficinas especiales para el desarrollo espacial.





Transbordadores Espaciales





El transbordador o lanzadera espacial es un avión espacial tripulado de múltiples usos, diseñado para despegar y entrar en órbita llevando naves de hasta 3.000 kg, con siete tripulantes y pasajeros. La parte superior de la nave tenía una vida estimada de unas 100 misiones y a su regreso a la Tierra sería capaz de realizar maniobras de aterrizaje. Su versatilidad y su capacidad para desplegar, rescatar y reparar satélites en órbita hizo que sus defensores la consideraran un gran adelanto en la exploración del espacio. Sin embargo, sus detractores estimaron que la NASA estaba poniendo demasiada confianza en la nave, en detrimento de otras misiones no tripuladas.
La primera misión de la lanzadera espacial, pilotada por John W. Young y Robert Crippen a bordo de la nave Columbia, se inició el 1 de abril de 1981. Se trataba de un vuelo de pruebas en vacío. El quinto vuelo de la lanzadera espacial fue la primera misión real. Los astronautas del Columbia desplegaron dos satélites de comunicaciones comerciales entre el 11 y 16 de noviembre de ese año. Entre los siguientes vuelos dignos de mención destacan el séptimo, entre cuya tripulación se encontraba la primera mujer astronauta estadounidense, Sally K. Ride; el noveno, entre el 28 de noviembre y el 8 de diciembre de 1983, que transportaba el primer Spacelab de la Agencia Espacial Europea; el undécimo, entre el 7 y el 13 de abril de 1984, durante el cual se rescató un satélite, se reparó y se volvió a desplegar; y el decimocuarto, entre el 8 y el 14 de noviembre de 1984, que rescató dos costosos satélites averiados para traerlos a la Tierra.


A pesar de estos éxitos, la lanzadera se fue retrasando en cuanto a los lanzamientos programados, pasó a ser utilizada cada vez con mayor frecuencia en pruebas militares, y empezó a sufrir la fuerte competencia del programa Ariane de la Agencia Espacial Europea en la puesta en órbita de satélites comerciales. Por otro lado, el 28 de enero de 1986 la lanzadera Challenger estalló al minuto de haber despegado debido a un fallo en una junta de sus cohetes. Murieron siete astronautas: el comandante Francis R. Scobee, el piloto Michael J. Smith y los especialistas de la misión Judith A. Resnik, Ellison S. Onizuka, Ronald E. McNair, Gregory B. Jarvis y Christa McAuliffe. Esta última había sido seleccionada años atrás para ser la primera maestra en el espacio y la representante civil del programa del transbordador. La tragedia paralizó completamente el programa de vuelos hasta que se analizaron y volvieron a diseñar todos los sistemas. Una comisión presidencial, encabezada por el ex secretario de Estado William Rogers y el veterano astronauta Neil Armstrong, culpó del accidente a la NASA y a sus sistemas de mantenimiento del control de calidad.
Como consecuencia del desastre del Challenger se volvieron a diseñar las juntas de los cohetes para evitar que se reprodujera el accidente del 28 de enero. La reanudación de los vuelos de la lanzadera tuvo lugar el 29 de septiembre de 1988 con el Discovery, que llevaba cinco astronautas a bordo. En esta misión se puso en órbita el satélite de comunicaciones de la NASA TDRS–3 y se llevaron a cabo numerosos experimentos. El éxito de esta misión animó a Estados Unidos a continuar su programa de vuelos espaciales. En 1990 la lanzadera desplegó el telescopio espacial Hubble, que había costado 1.500 millones de dólares, pero por un defecto del espejo principal no pudo funcionar con la resolución prevista hasta que fue reparado en 1993. A partir de 1995 el transbordador realizó también una serie de misiones a la estación Mir, y a finales de 1998 tuvo lugar su primera misión a la Estación Espacial Internacional.
A mediados de 2002, los ingenieros de la NASA descubrieron pequeñas grietas en las cubiertas metálicas internas de los sistemas principales de propulsión de todos sus transbordadores, por lo que se decidió paralizar temporalmente las misiones correspondientes previstas para esas fechas. Los vuelos se reanudaron en octubre del mismo año con el lanzamiento del transbordador Atlantis hacia la Estación Espacial Internacional.
Con los contratiempos que supusieron el mal funcionamiento del telescopio espacial Hubble y las fugas en los tanques de combustible de hidrógeno del transbordador espacial, no parecía que el programa espacial de Estados Unidos pudiera llegar a cumplir sus objetivos para la década de 1990. Además de la estación espacial tripulada, uno de esos objetivos era la construcción de la nave X–30, proyectada para despegar como los aviones convencionales y autopropulsarse hasta llegar a la zona orbital con potentes estatorreactores, que no llegó a realizarse. La Iniciativa de Lanzamiento Espacial de la NASA se ocupa en la actualidad de estudiar el nuevo proyecto de avión orbital reutilizable, lo que sería la segunda generación de transbordadores espaciales. Todavía ha de pasar bastante tiempo antes de abordar otros objetivos más ambiciosos, como el de establecer una base en la Luna y enviar astronautas a explorar el planeta Marte.

Integrantes: Jonshon Camarena

Gerardo Cardoso

Juan Miguel Huayta

Luis Miguel Terashima

Enrique Vargas

Año y Sección: 4to "A"